Tarariras en Rincon de Nogoya

Comenzaron los calores y con ello la idea de poder empezar a pescar una de las especies que más me gusta. Las hoplias mallabaricus se sacaron la modorra invernal y las encontramos en el Rincón de Nogoya, Entre Ríos.

El Rincon mallabaricus en Nogoya

Desde que me hice amante de este deporte traté de practicar todas las modalidades en todas las especies posibles. Pero como todos siempre tenemos preferencias en cuanto al pez y su pesca y yo no soy la excepción.

Como en mis comienzos la primera especie que me dio grandes satisfacciones fue ella y como la técnica para pescarla me apasiona es que la he adoptado como mi favorita entre todas, esperando que llegue el momento de su temporada con mas ansias que con cualquier otra.

¿De quien hablamos? Si, de ella, nuestra señora tararira y la mejor técnica para pescarlas es el spinning usando la infinita cantidad de señuelos existentes en el mercado.

La temporada pasada no había sido buena, por lo que este año estoy más ansioso que nunca así que ante el primer llamado de mi amigo Marco, tan fanático como yo, para tentar a las hoplias solo me quedó decir que si.




Por ello, y ante algunos buenos comentarios que habíamos escuchado, decidimos probar en Rincón de Nogoyá, Entre Ríos. Este lugar se encuentra a unos 330 Kms. de Buenos Aires, por panamericana hasta la localidad de Ceibas donde doblamos a la izquierda dirigiéndonos a Gualeguay, una vez que pasamos esta localidad continuamos por ruta con destino a Victoria, poco antes de llegar allí está Rincón de Nogoyá.

El equipo de pescadores se conformó con Marco, su hermano, su papá y quien escribe.
A las ocho de la mañana ya habíamos llegado a la entrada en la ruta donde tomamos el camino de tierra que rodea el arroyo Nogoyá. Lo recorrimos por 13 Km hasta encontrar el lugar justo donde podíamos comenzar los intentos de pesca.

La pesca

Apenas arribamos pusimos toda la carne al asador barrenando toda la zona. Esto transcurrió por alrededor de una hora hasta que comenzó a calentar el sol. La primera sorpresa la dio el hermano de Marco clavó un doradillo chiquito pero peleador que nos sorprendió a todos.

De a poco comenzaron los piques, todavía muy remisos, casi mas coriosidad que por irritación o caza, donde empezaron a salir algunas taruchas mas bien medianitas y mucho pique de las molestas palometas. Cuando el solo estuvo a full ahí si comenzó la fiesta, empezaron a resultar los muñecos de media agua y los de fondo.

Anduvieron bien las ranitas de goma traileadas con cucharita, la banana chica de Alfers cardenal,el liples shakin shad verde de strike pro, el oreno cardenal y los spin buzzer de gusanos.

Los piques en el lugar eran francos y directos, pero esporádicos. Pasaban entre 20 y 30 minutos y ahí si venían en tanda. Por lo que cuando empezó a bajar el sol y entrábamos en el mejor momento para pescarlas decidimos dar una pequeña caminata – expedición para ver si encontrábamos el cardúmen.

Luego de caminar unos cuantos metros vimos un cruce de arroyos que realmente estaba espectacular y daba con todas las condiciones ideales para la tararira.

Tiramos ahí con Marco y empezaron los piques explosivos a mas no poder, era lo que vinimos a buscar. Llamamos urgente a nuestros otros dos compañeros que se habían quedado en el destino original.

Cuando vinieron nos deleitamos a pleno pique con devolución completa, hasta que la falta de luz y una horda de mosquitos nos echó definitivamente del lugar.

Encontramos lo que vinimos a buscar, encontramos a nuestras amigas mallabaricus y su ataque mortal, Encontramos la fiesta con la que dimos por iniciada la temporada de taruchas.

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